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Acepta la Imperfección de la Vida y Deja de Perseguir la Felicidad.


"No necesito ser rico y famoso, sólo deseo vivir una  vida en paz y sin estrés. Sólo quiero ser Feliz"

- Desconocido.

Te ha pasado que tienes una meta en mente y haces todo encaminado a cumplirla, creyendo y sintiendo que al cumplirla estarás más tranquilo(a) y feliz?

Yo lo he sentido muchas veces en diversos capítulos de mi vida, en los exámenes de la escuela, tener un "buen" trabajo, sueldo competitivo, cierto grado de estudios y otras metas más de este calibre.

Pero muchas veces me pasó que se cumplían y no pasaba algo extraordinario o que cambiara por completo el escenario y perspectiva de la vida, la sensación de logro no era tan magnífica como creía que iba a ser.

Seguía sin sentirme pleno, o si llegaba a sentirlo, duraba unos pocos días u horas y se transformaba en la siguiente meta a cumplir, para ahora si ser realmente feliz.

Siempre había algo que cumplir, hacer o en lo cual tener que preocuparme, incluso cuando salía con mi ahora esposa, pocas veces gozaba toda la velada, siempre en algún momento se atravesaba la idea de tener prisa, culpa o algo pendiente que cumplir que me impedía sentirme completamente relajado y disfrutar de principio a fin.

Era como necesitar una pequeñas dosis de caos para darle sentido al momento de gozo. Ya cuando llegaba a sentirme realmente miserable y culpable conmigo mismo, incluso al grado de provocarme fuertes migrañas, empecé a percatarme que algo no estaba del todo bien.

No fue fácil llegar a este punto, pero al lograrlo me enfoqué más en ver cómo me sentía al querer alcanzar la metas y me di cuenta que el basar mi felicidad en el logro de metas, no estaba siendo efectivo, porque no sólo no estaba disfrutando mi vida y lo que me rodeaba, si no que me estaba perdiendo de muchas cosas que ya habían pasado y no iban a regresar jamás.

Creí haber estado en control de mi vida y mi felicidad, pero en realidad esas metas a corto, mediano y largo plazo estaban teniendo el verdadero control.

Tenía una relación muy ruda conmigo mismo, porque por un lado mientras perseguía mi idea de vida feliz a través del logro de metas, por el otro no me sentía feliz aún y cuando estuviera cumpliendo una o varias de ellas, provocando alejarme de mi mismo y perderme en el infinito de las excusas hacia mi propia felicidad.

Llegue a sentir muchas veces no sentirme digno del amor de la gente y menos del propio.

Cuesta trabajo aceptar que eres un ser no amado, por ti primeramente y, como natural consecuencia, por los demás).

La salud también padeció en el camino. Trabajaba hasta el cansancio para ganarme un rato de descanso y si descansaba teniendo todavía energía me sentía flojo e irresponsable y de esa manera ¿cómo iba a cumplir alguna meta?

El capitalismo, consumismo y las redes sociales (y son fan de ellas) han creado prototipos de vidas felices, los cuales en su mayoría tienen que ver con acumulación de bienes y personas, y al ser tan difícil alcanzar estos ideales, nuestra felicidad siempre esta pospuesta a alcanzar la siguiente etapa.

Todos somos personas con deseos y metas diferentes, pero estas no pueden determinar nuestra felicidad. Habrá quien le haga feliz el aviso de que el desayuno ya está listo en las mañanas, la plática de tus hijo(a)s, escuchar a tu mamá en el teléfono o ver una película por trigésima vez.

Como señalaba en el blog de "La Confusión Milenaria...¿Qué es la Felicidad" ésta es una actitud ante la vida, y comienza con el agradecimiento. 

En consecuencia, la felicidad no puede depender del resultado de tus esfuerzos, estos pueden mejorar la experiencia de tu felicidad, pero no ser razón de ella.

La felicidad es amor y agradecimiento del momento que te está tocando vivir, aunque no sea del todo cómodo o lo sientas complicado. Yo tuve que reconfigurar mi concepto de felicidad y volverla más real, porque vida y felicidad van de la mano, y si la primera es un sube y baja, la segunda aparece y desaparece conforme a la actitud ante eso.

Si no te amas, difícilmente podrás amar a otros y ser realmente feliz. Si tus momentos felices dependen de alguien ajeno a ti, estás pisando campos de codependencia.

Algunas prácticas que podrían ayudarte:

1. Consérvate en el momento presente el mayor tiempo posible, porque divagar entre el pasado y futuro genera mucha tensión.

Me ha costado mucho lograr esto, pero un camino que encontré es no mezclar actividades para estar al 100% en la que estoy realizando, como leer y comer, ver una película y escribir, pensar en el trabajo mientras me baño, y cambiarlo mejor por disfrutar más mientras platico con mi esposa y percatarme de mis reacciones y de lo que digo (la lengua suelta es peligrosa), jugar con mi bebé y sentir y vivir más las texturas, sonidos y colores de esos momentos, ser más consciente de la sensación en mi cuerpo del jabón y agua caliente durante el baño que limpia mis preocupaciones del día anterior.

La meditación me ha ayudado mucho y ¡OJO! meditar no es dejar tu mente en blanco, eso es casi imposible, si no sólo procurar unos minutos de buenos pensamientos y el menor caos posible. Aléjate de pensamientos malos durante un lapso alejado(a)  y listo, estarás meditando.

2. Ser agradecido y repetirlo varias veces al día. La vida es una montaña rusa y para nadie es fácil, aunque las redes sociales así lo muestren, así que aunque no sea el mejor día, he procurado ser más agradecido de lo que tengo y me he dejado de lamentar de lo que creo que me hace falta.

La felicidad no es algo que se persiga o esté en el futuro o haya estado en el pasado, la felicidad está aquí y ahora, y entre más tiempo te coloques en ese estado, más sensible serás a lo que realmente te hace feliz y te percatarás que pueden ser cosas realmente simples.

Hoy hago cosas más consciente y procuro no vivir tan de prisa. No dejo de ponerme metas, pero trato de no girar mi vida y felicidad alrededor de ellas. Me he percatado de lo que es realmente importante para mi y he dejado de ser una persona que algún día será feliz.

He procurado convertirme en una persona más auténtica, orgulloso de mis peculiaridades y he dejado de compararme con los demás (aunque es difícil no caer en la trampa de vez en cuando, sobretodo en redes sociales).

La vida no es perfecta, ni pretendo que lo sea, cada momento es bueno para ser feliz, porque todo lo que necesitamos para serlo, seguramente ya lo tenemos, sólo es cuestión de que nos percatemos de ello a través del agradecimiento.

Date un par de minutos extras para checar este vídeo de Steve Cutts.

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