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Salte del Triángulo del Drama y Encuentra la Verdadera Paz.


Adicto al drama

¿Eres adicto(a) al Drama? He de confesar que yo lo era y sólo reaccionaba de una forma automática ante lo que la vida me presentaba, no sabía que podía haber otra opción. El Triángulo del Drama es muy perverso y sutil, de hecho puede estar presente sin percatarnos y sentir que todo está normal.

El Triángulo Dramático fue propuesto por el Dr. Stephen Karpman en 1968 y propone lo siguiente:

Existen 3 roles que tienden a transformarse uno en otro, estos son Víctima, Rescatador y Persecutor. Generalmente uno de los roles es el que rige y se desarrolla durante nuestra niñez.

En mi caso he fluctuado entre el Rescatador y Perseguidor, ya que por mucho tiempo creí que al ser hijo único, tenía el deber o responsabilidad de mi mamá, abuela y los que fueran llegando a mi vida con alguna carencia (al menos así visto desde mi perspectiva).

Si bien mi abuela era dura y la podría calificar como del tipo Persecutor, los cuales se distinguen por ser acusadores, intransigentes, y suelen buscar castigar y reprochar, tenía también un lado dulce y lleno de ganas de formarme de manera educada y adecuada, pero el extremos de los persecutores, y OJO si estás en algo similar, son los que utilizan las partes débiles de las personas para desacreditarlos y con eso imponer su perspectiva.

El rol del Rescatador tiene un lado B muy intenso, que es el Estrés que se genera por estar monitoreando lo que los demás hacen y no atender las necesidades propias, por lo que acabas cargando no sólo tu vida y problemas, sino los de los demás, al estilo 1, 2, 3 por mi y por todos mis compañeros, yo sufro por ellos y les resuelvo sus problemas, y yo bien gracias.

El papel de Víctima también se hacía presente cuando sentía compasión por mi mismo y me sentía mal con los demás por no reconocer el esfuerzo que estaba haciendo por ellos (que por supuesto no tenían que hacerlo, yo estaba ahí porque quería) y entonces eso me llevaba a enojarme y buscar quien me la pagara, por que quien me la debía era yo mismo, y ahí salía el Persecutor.

El paso de uno a otro es fácil y común, y así es como se alimenta el drama desde sus diferentes generadores, ya que desgraciadamente así nos han enseñado a vivir, pero si analizamos con detalle, el papel de Víctima es bueno por un tiempo, porque te permite no responsabilizarte y culpar a los demás de tus pesares, obtienes atención y habrá siempre un Rescatador(a) cerca que te ayudará con tu problema.

Ser Persecutor(a) te hace sentir poderoso(a) y eso es miel sobre hojuelas para los que no aprendimos la habilidad de pedir ayuda y que se cubran nuestras necesidades, eso nos enfurece y nos lleva a obtener lo que queremos finalmente, pero el desgaste es impresionante, cuando el camino es pedirlo y no sentirse vulnerable o débil por ello.

Esta forma de vivir es muy desgastante e incluso dañina a nuestra salud (psicológica y biológica), porque nos deja un espacio muy estrecho para disfrutar y gozar, y casi ningún espacio para una relación sana, ya que esta se formará con base en la Codependencia.

¿Cómo me salgo?

Empieza por percatarte del juego y los roles. Checa cuál es el que juegas y el que juegan los que te rodean.

El de Rescatador es fácil de detectarlo porque aparentemente es el más noble de los 3, pero en el fondo se trata de control y estar en asuntos que no son de nuestra incumbencia y dejar de atender los propios, los que si lo son.

En cambio, si eres de los que constantemente estás culpando a otro(a)s o eventos externos a ti mismo(a) de lo que te sucede, estás en un papel de Víctima.

Finalmente, si tu forma ordinaria de reaccionar es con enojo ante las cosas que salieron mal, seguramente estás en un rol de Persecutor. El enojo esconde el miedo, impotencia y pena de quien juega este rol, ya que generalmente los adultos Persecutores fueron Víctimas en la infancia y encontraron en algún momento el poder del enojo como único medio para lograr sus objetivos.

Una vez identificado el juego será más fácil salirte, ya que te darás cuenta que todo se trata de dejar de estar en asuntos ajenos y atender los propios. La Responsabilidad juega un papel esencial para salirte de este juego, por lo que tendrás que ser muy firme en tus posturas, lo cuál provocará que no tengas muchos amigos y simpatizantes por un rato, ya que pensarán que el o la que está mal eres tú (por no seguir viviendo conforme a un triángulo de drama-codependencia).

Definitivamente sigo cayendo en alguno de estos roles y alimentando por momentos el sistema del drama, pero cada vez resulta más fácil identificarlo y abandonarlo, sin embargo siempre está la tentación de meterme en lo que no me incumbe y ahí es donde empieza todo, ya que no significa que te vuelvas ermitaño y poco cooperador, sino que ayudes cuando te lo pidan y puedas dar esa ayuda, ya que no es lo mismo dar que sacrificar, ya que desde el impacto que causa uno y otro concepto empieza la diferencia.

Lo que si es un hecho es que el drama en mi vida ha disminuido bastante, tal vez ya no me invitan a tantas reuniones donde es la materia prima de las pláticas, pero encuentro más estabilidad, relaciones más sanas y auténticas y un gusto por atender mis propios asuntos y no drenar energía volteando a ver los ajenos.

Gracias de verdad por leerme, aunque algunas notas son un poco extensas, trato de transmitirles temas que sean realmente útiles, sino es así, déjenmelo saber.

Muy buen día.

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